Calienta el agua y no la dejes hervir, pero tampoco debe estar fría ni tibia, sino en un punto medio.
Pon dentro del recipiente (llamado mate) la yerba mate.
Llena las tres cuartas partes y si deseas agrega una o dos cucharadas de azúcar, para que no quede muy amargo.
Revuelve la yerba dentro del mate y déjale un espacio libre, sin poner el agua todavía.
Coloca suavemente el agua, la idea de que el agua no esté hirviendo es evitar que la yerba se queme y pierda el gusto.
Deja reposar y luego introduce la bombilla.
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